Síndrome de Disfunción Cognitiva

Cuando más necesita tu comprensión

Es un proceso lento y progresivo, pero disponemos de medicamentos que atenúan y mejoran la calidad de vida del animal, y con una serie de consejos para el manejo y un poco de comprensión por parte del propietario, éste seguirá disfrutando de su mascota.

Los animales, como las personas, cambian con la edad; sus hábitos y costumbres, su reacción frente a diferentes situaciones y su relación con los individuos de su entorno. Ciertos cambios son normales y se atribuyen al envejecimiento, pero algunos animales desarrollan lo que los veterinarios denominamos el Síndrome de Disfunción Cognitiva (o Alzheimer de los perros, aunque este término es incorrecto).

El nombre puede asustar, pero no es más que un declive más acentuado de la función cerebral, propia de la edad, con las consecuencias que ello conlleva. Es un proceso lento y progresivo, pero disponemos de medicamentos que atenúan y mejoran la calidad de vida del animal, y con una serie de consejos para el manejo y un poco de comprensión por parte del propietario, éste seguirá disfrutando de su mascota. Piensen que vuelve a ser un cachorro travieso, que aun no hace mucho caso y requiere un poco más de atención.

Este síndrome se caracteriza por la pérdida de agilidad mental y de la memoria, y el propietario observa algunos cambios como los siguientes:

- Olvida órdenes y hábitos aprendidos cuando era cachorro. Así por ejemplo, puede orinar dentro de casa, sin pedir que lo saquen a pasear.

- Se desorienta con facilidad, incluso en casa; se queda inmóvil en algún lugar poco habitual o no reconocen dónde se encuentran.

- Merodea sin rumbo fijo, en ocasiones gimiendo, intranquilo.

- Duerme más durante el día, y no concilia el sueño de noche.

- No reconoce a personas con las que ya ha tenido contacto anteriormente.

- Ladra sin motivo aparente, o cuando no está su propietario (y antes no lo hacía).

- No viene a recibirnos, o si lo hace, no es tan enérgico como antes.

- Ya no busca tanto el contacto, o incluso se vuelve arisco (cabe decir que en algunas mascotas ocurre lo contrario).

- Conductas compulsivas, como puede ser mordisquear o arañar algo repetidamente durante un largo periodo.

Estos cambios se acompañan de los normales de la edad, como un descenso de la actividad (que se acompaña de pérdida de masa muscular), o disminución de sus sentidos (vista y oído sobretodo). Son necesarios algunos análisis para descartar otras enfermedades con signos similares porque lógicamente, el tratamiento no es el mismo.

Disponemos de fármacos que mejoran la actividad cerebral aumentando el riego sanguíneo, y de esta manera, ralentizan el proceso. Además, los siguientes puntos son muy importantes para mejorar la calidad de vida y la convivencia con nuestra mascota:

- Ejercicio moderado: evita la pérdida de masa muscular por desuso y mejora la circulación. Paseos cortos, pero más frecuentes. Debemos seguir su ritmo, y dejar que olisquee lo que quiera, porque al fin y al cabo es su paseo, y el olfato es el sentido que le permite interaccionar con el entorno, distraerse y curiosear.

- Juegos: mejora la comunicación y entendimiento; refuerza órdenes ya aprendidas. En ocasiones se puede repetir el adiestramiento para recuperar aquellas órdenes olvidadas.

- Alimentación: un pienso que aporte las necesidades nutricionales acorde con su edad. Contienen antioxidantes que protegen, entre otras células, a las neuronas.

- Rutina: evita su confusión y la pérdida de hábitos. Les ayuda a regular su ritmo diario de comidas y paseos.

- Entorno familiar y tranquilo: cambios en el mobiliario pueden desorientarlos y estresarlos. Además, puede que no les apetezca jugar o no toleren algunas cosas como antes; en este caso, es mejor mantener a los niños apartados o explicarles la situación.

- Visitas periódicas al veterinario: para detectar cualquier problema con antelación y aplicar el tratamiento adecuado. Muchos centros cuentan con planes especiales para animales geriátricos, que consisten en un chequeo general y análisis.

Es un fenómeno relativamente nuevo, dada la larga esperanza de vida de la que gozan las mascotas. Normalmente sólo muestran algunos de los signos descritos, y con el tratamiento y los consejos adecuados el propietario sigue disfrutando de su compañía. Hay que aceptar que ellos también se hacen viejos, y que por todas las aventuras que hemos vivido con ellos, merecen toda nuestra atención cuando más lo necesitan.

Ramon Gayo
Veterinario

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